Tin Can (Relato)

Un pequeño impulsor lateral corrigió levemente la orbita. Era el primer signo de actividad del carguero en horas. Chang lo anotó cuidadosamente en su libreta.

-Aquí Estacion Internacional, ¿me reciben, Mayflower? -probó una vez más por radio y esperó respuesta.

Pasaban ya 35 horas del tiempo previsto para el lanzamiento del primer módulo de alunizaje. En la radio solo se escuchaban ruidos de estática.

-Mayflower, ¿me reciben? ¿Todo en orden por allí? -intentó una vez más, sin recibir respuesta. Consultó la hora y volvió a anotar. Aún faltaba media hora para que le relevaran.

-¿Un whiskey antes de ir a dormir? -Makenzie le saludó desde la puerta. En teoría, las bebidas alcoholicas estaban prohibidas en la estación, pero el escocés se las había arreglado para traer unas cuantas botellas. Alegaba que era incapaz de dormir en una cabina tan pequeña sin llevar al menos una copa en el cuerpo.

-Sabes que no bebo. Y tu tampoco deberías. -Chang no levantó la vista siquiera de los monitores.

-Tonterías. ¿Nuestro pajaro sigue sin dar señales de vida? -Mackenzie se asomó por encima de su hombro, sin esperar respuesta. -¿Y de los pájaros que andan revoloteando por Control?

Mackenzie estaba de guardia cuando aparecieron por primera vez en la radio. Seguramente llevaran trajes negros impecables, y seguramente no tenían ni un solo conocimiento técnico útil. Perros guardianes de las compañias que estaban apoyando el proyecto, firmes creyentes en que tenían la máxima autoridad, otorgada por el dinero que sus empresas habían invertido. Lo peor, pensaba Chang, es que estaban en lo cierto.

-El sistema de control de orbita parece continuar funcionando. Y el ordenador que lo controle, supongo. Hasta ahora, ninguna respuesta humana. Allá abajo deben andar como locos, sobre todo tus amigos. -Mackenzie no era el mejor ejemplo de respeto a la autoridad, y menos aún con cualquier autoridad que intentara imponerle respeto. -Seguramente vuelvan a llamar durante tu turno.

-Supongo que Kowalzkj tampoco consiguió nada intentando colarse en los ordenadores de la nave. -El tercer miembro del equipo de observación siempre presumía de haber sido hacker en su adolescencia, probablemente exagerando, cuando le había expropiado un par de copas a Mackenzie "por el bien comun".

-Control a Estación Internacional. -La súbita voz en la radio les sorprendió. Por el tono, debía ser alguno de los enviados de las compañías, aunque sonaba mucho más autoritario que cualquiera de los anteriores.

-Quedan relevados de la observación de la nave Mayflower. Repito, quedan relevados de la observación de la nave Mayflower. Pueden volver a sus actividades habituales.

Probablemente continúe, aún no se como, pero probablemente continúe.