jueves, 13 de marzo de 2008

Talk to Strangers

Bonjour, amigos y amigas. Ya queda poco para abandonar Bruselas y apenas he podido ver la ciudad ni hacer fotos. En parte ha sido por el mal tiempo (las fotos no salen demasiado bien cuando tienes que preocuparte de no salir volando). En parte ha sido porque algunas cosas me lo impedían (como una carpa enorme en medio de la Grand Place que impide sacar una foto decente a cualquiera de los edificios). Pero he encontrado que las vias alternativas de turismo también son graciosas.

Por ejemplo, he podido comprobar que la gastronomía local es relativamente limitada. Propio propio, tienen sobre todo marisco (especialmente mejillones), pero luego hay comida de todas clases al alcance: alemana, francesa, española (o eso dicen), griega... Vamos, que eso de la Comunidad Europea se lo han tomado en serio hasta en eso. Pero debo reconocer que la gente es muy agradable y educada: no es problema salir solo a un restaurante, porque los camareros de repente se ponen a hablar contigo, o la gente de al lado.

La parte de la cerveza, me ha tocado asumir, tras estos días aquí tomando en cada comida y cena una cerveza distinta, que no había probado antes, y sin repetir, que soy un autentico profano en la materia. En realidad, creo que haría falta meses bebiendo cervezas a mayor ritmo para poder elegir con completa seguridad. Pero creo que seré capaz de llevar un par de cervezas buenas y distintas de regreso.



Por otro lado, la gracia de tener el hotel al lado de la catedral es tremenda. Eso de salir por la mañana escuchando la musica de las campanas de la catedral está muy bien si madrugas. Si no fuera porque a las 9 menos cuarto de la mañana yo estoy de camino a la oficina, si estuviera durmiendo, seguro que me acordaba de Saint Michel y de todos los campaneros del mundo (y sus respectivas familias). Pero como estoy despierto, es bonito escucharlo.

Cambiando un poco el tema, ya tengo noticias de nuevos viajes. Tras el proximo periplo italiano, comenzará la invasión de las alemanias (Frankfurt y Berlin), un paseito por Polonia (y se que a la Reina Helada le va a entrar la locura y se va a poner a decir cosas de brujos de pelo blanco), y una visita a los Osterreiches (habrá que conocer Viena). Más adelante se verá que pasa con Oslo y Estocolmo, o Helsinki y Copenaghe, que tengo que elegir entre una de las dos rutas.

Casi se me olvidaba comentar una cosa. Hay en Bruselas una cadena de chocolaterías y bombonerías de nombre ultra friki: Leonidas. A parte, como en todos los sitios a los que estoy yendo, vuelvo con una lista bastante interesante de restaurantes. Veo que al final, con los viajes, me voy a convertir en la guia Campsa, y cada vez que alguien salga de viaje me va a preguntar por sitios majos...

3 comentarios:

la reina del hielo dijo...

Porque soy pobre, que sino... por cierto, en Illescas hubo una tienda de chocolate qeu tenía el mismo nombre, pero como somos rancios hasta para eso, la quitaron (yo no fui nunca porque no piso el pueblo, claro). Qué ganas tenemos de que vuelvas!

la reina del hielo dijo...

por cierto, Rafa, eso de ahí arriba es un bot y regala virus

John Black dijo...

Era, era. Recuerda que soy informático xD

Y tranquila, que ya está decidido. Para que probeis el chocolate belga, os llevaré huevos de Leonidas (huevos de pascua de esta tirnda, malpensados :P). Y yo tb tengo ganas de veros!