martes, 11 de marzo de 2008

11-M


No sound can weaken the sound of violence: Maldito Corazón - Saratoga

Hace hoy cuatro años me despertaba para ir a un cursillo del INEM en Leganés. Por casualidad, vi las noticias y vi lo que había pasado esa mañana, sin enterarme apenas: iba apurado de tiempo.

Una vez en el cursillo, solo la gente de Leganés habíamos llegado: eramos cuatro. Todos nosotros estabamos con la oreja pegada a la radio, buscando información en internet, al borde de un ataque nervioso. La falta de información, la rabia incontenible, la frustración y la impotencia. Yo lo estaba bastante más.

Cuando conoces a mucha gente, es complicado contactar con todo el mundo, especialmente con las lineas colapsadas como estaban. Y algo más: no solo no sabía de la huelga de estudiantes, sino que además, no hacía un mes, yo habría estado en la estación de Atocha a esa hora. La clase del día se suspendió, y todos corrimos a nuestras casas, a intentar conseguir un poco de calma y a intentar localizar a la gente que nos importaba.

Cuando encendí el messenger, se me abrieron muchas ventanas. Ventanas de gente que estaba bien, ventanas de gente que quería saber si yo estaba bien. Poco a poco los mensajes fueron entrando. Aun así, durante días , el sentimiento de rabia y frustración no me abandonó. Todo había salido bien para mi, ningun herido grave, ningun muerto cercano. Pero muchos que el atentado había acercado a mi. Muchos muertos anónimos que ahora eran mis muertos, solo por un sentimiento inevitable: podría haber sido yo.

Pero lo peor aun estaba por llegar. La rabia no se había consumido cuando llego a darle fuerzas un sentimiento más persistente, la indignación. Aquellos muertos desconocidos eran usados como arma política. Aquellos que habían sufrido las consecuencias del odio eran usados para generar más odio, para dar peso a razones inconsistentes y para justificar opiniones, independientemente de su validez.

Todavía me pregunto quienes son más salvajes e inhumanos. Si aquellos capaces de una masacre como aquella, o aquellos que son capaces de utilizar a tantos muertos en su popio beneficio. Aún no se la respuesta, aunque sospecho que la diferencia es nula.

No hay comentarios: