martes, 5 de febrero de 2008

Convicción


It doesn't matter if you're wrong or if you're right: Out in the Fields - Gary Moore


Todo parte de unas ideas. A raiz de ellas y de la observación de lo que te rodea, vas desarrollando una visión del mundo, una forma de pensar. Y si tienes inquietud, estudias, amplias tu cultura para comprender mejor, y fortaleces esa forma de pensar.

Cuando va pasando el tiempo, esa forma de pensar afecta a como ves lo que sucede a tu alrededor con la fuerza que solo tiene la preconcepción de las cosas. Porque segun pasa el tiempo las inquietudes se van desvaneciendo, porque la amplitud de miras se va cerrando... Porque no tenemos tiempo de mirar cinco periodicos y, sabiendo que la información está manipulada en todos, sacar nuestras propias conclusiones.

Hoy voy a rozar un tema que prefiero no tocar. La política. O mejor dicho, la política en España. Aunque lo haré bastante a mi manera. No, no voy a hablar de actualidad política, ni de si tal partido esto, o cual partido lo otro. Es otro punto el que quiero tratar, en breve lo comprobareis.

Haceos una imagen mental. El Futbol Club Pelotasgordas se sube en la fuente de turno, delante de una aficción entusiasmada y ensimismada, portadora de pancartas y ondeadora de banderas del equipo. El capitán exclama emocionado: "¡¡¡Hemos ganado la Liga!!! (añada discurso estandar de vencedor, entre gritos y ovaciones)" Y la aficción explota en canticos, exclamaciones rimadas y todas las cosas que suele hacer una masa portadora de pancartas y banderas, mientras suena de fondo el himno del equipo. Luego los aficcionados de unos y otros equipos comentan, discuten, se exasperan o ignoran los comentarios. Y por supuesto, la lógica queda completamente apabullada ante la pasión por el futbol. Creo que todos lo hemos visto, y somos conscientes de que sucede.

¿Por qué comento esto? Haceos esta otra imagen mental. La calle está rebosante de gente frente a la sede del Partido de la Gente Sencilla y Corriente (si, uso nombres absurdos para que nadie busque alusiones que no existen). Los afiliados y simpatizantes estallan en júbilo y reciben al candidato del partido ondeando banderas y alzando las pancartas que han preparado, cuando se asoma ante ellos. Y este, embargado por la emoción exclama: "¡¡¡Hemos ganado las elecciones!!! (inserte discurso estandar de vencedor, entre gritos y ovaciones)". Y los congregados estallan en alegría, con canticos y exclamaciones rimadas y todas esas cosas que suele hacer una masa portadora de pancartas y banderas, mientras suena de fondo el himno del partido. ¿Soy el único que encuentra esa similitud?

Hace cuatro años, mientras tomaba café con un grupo de gente, la conversación derivó en la intención de voto. Personalmente incomodo con la situación, ya que no me gusta nada cuando una conversación empieza a ir por ahí, que ya se donde acaba (y a fin de cuentas, ¿el voto no es secreto?), intenté cambiar ligeramente el tema: comenté que ninguno de los programas de los partidos principales me parecía realmente convincente. La reacción vino a ser el equivalente a comentar en una peña de un equipo de futbol tus reservas sobre su plantilla o su juego. La razón más lógica que me dieron fué que había que votar a tal partido, porque si no ganaba el otro, y eso era malo. Por supuesto, no podían hablar del programa político de ningun partido, no los conocían. Tampoco podían exponer porqué dicho partido era malo, de forma objetiva y fuera de lo dicho por medios de comunicación muy poco imparciales.

Llegamos a un punto bastante peligroso. No es lo mismo discutir sobre si Raul debe estar convocado o no por la selección. Estamos hablando de la gente que va a regir nuestro país durante cuatro años. Aquí no vale el corazón, hay que mirarlo con la mayor objetividad posible, y no votar a un partido "porque si no ganan los malos". Hay que ser crítico con todos los partidos y todos los políticos, ya que no se trata de un concurso de popularidad, ni de ver quien nos simpatiza más. Porque, precisamente aquí en España, deberíamos ser muy conscientes de a donde lleva la incompetencia de los gobernantes. Nos sobra historia para conocerlo.

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