lunes, 6 de octubre de 2008

Extrema y dura


Subo a las estrellas... y me tiro de cabeza: Puta, Extremoduro

Este fin de semana me ha tocado hacer una visita al pueblo. Si, un pueblo perdido, como debe ser, en una tierra perdida como es Extremadura.

Sin embargo, hay algo que me alegré de volver a escuchar. Allí simepre habían coexistido dos religiones. Una, la católica. Otra: Extremoduro. Para ellos es la base de la religión del rock, simplemente, porque son de su tierra. Y eso allí pesa mucho.

Por eso cuando por una calle escuché que alguien estaba practicando con una guitarra electrica una canción de este grupo, me alegre de poder confirmarlo. El regreso del rock es una realidad suficientemente fuerte como para haber llegado a un pueblo dejado de la mano de dios, así que es realmente fuerte.

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