lunes, 31 de marzo de 2008

Sapore di Roma

Si sobre algo no cabe la menor duda, es que la banda sonora perfecta para Roma es la del El Padrino. El aire decadente de la ciudad se nota desde que llegas. El pelearte con los coches por cruzar una calle, el de una ciudad que en algunas partes parece que va a caerse a cachos (en otras lleva siglos haciendolo). La sensación de aglomeración turística. Aquí no hay dudas, ese "mirad a la vieja Babilonia" del Apocalipsis sabes a que se refiere. No podría ser otra ciudad. Pero no por ello es menos impresionante.



Roma es también una ciudad de Grandeza. Así con mayuscula. Es una ciudad donde, de repente, te sientes una hormiguita en mitad del océano. Es la sensación del peso de veintipico siglos en el ambiente, pero en segundo plano. Es como si notaras un toquecito en el hombro de algo que te dijera: "Mira chaval, yo soy la historia. Lo que yo he visto es tanto que no cabría en tus sueños. Estuve aquí, estaré aquí. Porque nadie puede a la fuerza de miles de años."


Y es Roma lo abarca todo, la sabiduría de un genio, la fuerza de un rey, la belleza de una princesa y la decadencia de una prostituta... Y no lo olvidemos, la piedad de un santo. O de un santo un poco corrupto, porque esta ciudad es todo a la vez, y no es que lo oculte mucho. Es algo como un "si, te pienso sacar todo el dinero que pueda estafarte y timarte, pero con una sonrisa, ¡no te pierdas esa preciosa fuente de ahí!".


También es que la situación de mi viaje a Roma está siendo plenamente contradictoria. He pasado un fín de semana alucinante, viendo arte cada dos por tres (salvo por el museo vaticano, que cerraba justo cuando llegué yo, mierda). Viendo historia en cada esquina casi, pateando la ciudad como un maldito. Y podría decir que no lo podría haber pasado mejor, pero es mentira. Con gusto me hubiera quedado en Milán un poquito más... pero es la maldición del viajero.

viernes, 28 de marzo de 2008

Andalusian connection y el whopper cabreado


Hay una palabra mágica para aquél que está en un país extranjero y desconoce el idioma. Una invocación mística cuyo poder conviene conocer y valorar. Una palabra digna de veneración, ya que significa lo mismo en cualquier idioma: significa que hoy vas a comer, aunque sean las 11 de la noche y aunque sea festivo. Esa palabra es whopper. Y cualquier intento de crear un idioma universal debería tomarla como base.

Como podeis imaginar, el primer día me tocó recurrir a su magia. Entre otras cosas, porque no había ningún restaurante abierto. Pero no fué menor mi sorpresa al conocer al ¡whopper cabreado! (angry whopper). Nombre merecido, he visto hamburguesas con menos lechuga que jalapeños lleva esta. Por otra parte, encontrar sabores que no hay en España en comida rápida y guarreridas varias se empieza a hacer habitual, sean patatas fritas con wasabi, 3Ds con sabor a queso, o cosas así.

Por otra parte, la estancia en Milán se está haciendo muy agradable. La Andalusian connection entró el miercoles en funcionamiento. La becaria de Andalucia en Milán resulta ser amiga de toda la vida de la becaria de Andalucía en París. Y claro, así pasó que el miercoles estuve tomando unas cervecillas con las chicas de la oficina, viendo el España - Italia. Y hoy estoy intentando convencerlas de que me saquen de juerga por Milán.

Y es que cuando te encuentras con gente que es un cielo da igual el pais o el idioma.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Highway Star

Bon giorno, signori e signorine. Tengo demasiado trabajo y demasiado poco tiempo, aquí en Milán, por eso es complicado postear. Primero comentar que, aunque eso de la Pascua se debe sentir mucho en Italia, Milán no resucitó hasta el Martes. Aquí las vacaciones se las toman muy en serio: me costó encontrar restaurantes. A parte, da pereza salir a pasear por una ciudad vacía.

Me estoy acostumbrando demasiado rápido a esto de viajar, tanto que casi asustaría. No se me hace extraña la ciudad, ninguna, y ya van cuatro. No me siento extranjero, ni turista. Solo con una leve diferencia linguistica y un desonocimiento general de donde están los sitios. Por lo demás, me siento como si estuviera por Madrid. Aunque las diferencias son bastante notables.


El único lugar donde sí había gente (salvo la plaza del Duomo, el Castello Sforzesco, etc... que hay turistas) el Lunes era un parquecito (en plan Retiro) junto al castillo. Aprovechando el solecito estuve paseando por allí, helado en mano, disfrutando la mañana.

El problema llegó a partir del Martes, una vez llegado a la oficina. Hay demasiado trabajo, y solo cuatro días... No se si podré salir un día a tiempo de ver la ciudad, pero verla con vida, que si no es muy deprimente. Al menos, a ver si tengo suerte y consigo convencer a la gente de la oficina que el viernes me enseñen como es la juerga por aquí.

martes, 18 de marzo de 2008

No time left

So take me to the airport, and put me on a plane: No expectations - Rolling Stones

Una parte a tener en cuenta cuando tienes que viajar continuamente es el tiempo que pasas en casa. Me refiero a casa en un sentido muy amplio, hablo de la ciudad en la que se supone que vives.

El problema de solo pasar una semana cada cierto tiempo es que se condensa tu vida en esa semana. Todo a carrera y a medio pensar. Las cosas que organizas siempre tienen fallos de peso, de organización. Las cosas que debes hacer se encajan como se puede. Todo a carrera y, normalmente, no demasiado bien. Pero lo unico posible es dejarlo pasar y hacer las cosas como puedas. Así que dejas de intentar ordenar las piezas de tu desordenada vida y las vas poniendo donde pillas. No da tiempo para más... y menos aún cuando esa semana no dejas de tener que ir a trabajar.

Tampoco queda demasiado para los trocitos de vida que vas dejando por el camino, en otros paises. Es lo que hay, o lo tomas o lo tomas. Es la contrapartida de conocer mundo by the face.

lunes, 17 de marzo de 2008

Living in a Hotel Room

Roaming across the world: Highway to Hell - AC/DC

Estoy de vuelta en la oficina de Madrid, y esto está en plena ebullición. No solo por trabajo, no solo. Supongo que a estas alturas se habrá visto que mi calendario de viajes es tan alterable, alterado y mutable que da miedo, o risa.

Esta mañana he recibido los bonos de hotel de Italia, y una noticia divertida a media mañana. Se había cambiado la planificación de viajes y a mi me tocaba la fantabulosa cantidad de nada más y nada menos que SEIS semanas seguidas de viaje. Incido en que mis viajes son de una semana por oficina, por lo que hablamos no solo de mes y medio de viaje, sino de seis ciudades distintas, seis semanas de hotel en hotel.

Pero para consciencia real de la mutabilidad de la planificación, un rato más tarde todo queda como estaba. Despues de vueltas, mareos, idas, venidas, propuestas, hablar entre nosotros... Vamos, que el calendario queda igual, pero nosotros no tanto. Porque puede pasar otra vez, y como esta, sin tiempo para reclamar al comité de empresa (que por lo visto aquí si funciona para algunas cosas). Divertido.

Y pensar que yo podria estar hoy de vacaciones...

jueves, 13 de marzo de 2008

Talk to Strangers

Bonjour, amigos y amigas. Ya queda poco para abandonar Bruselas y apenas he podido ver la ciudad ni hacer fotos. En parte ha sido por el mal tiempo (las fotos no salen demasiado bien cuando tienes que preocuparte de no salir volando). En parte ha sido porque algunas cosas me lo impedían (como una carpa enorme en medio de la Grand Place que impide sacar una foto decente a cualquiera de los edificios). Pero he encontrado que las vias alternativas de turismo también son graciosas.

Por ejemplo, he podido comprobar que la gastronomía local es relativamente limitada. Propio propio, tienen sobre todo marisco (especialmente mejillones), pero luego hay comida de todas clases al alcance: alemana, francesa, española (o eso dicen), griega... Vamos, que eso de la Comunidad Europea se lo han tomado en serio hasta en eso. Pero debo reconocer que la gente es muy agradable y educada: no es problema salir solo a un restaurante, porque los camareros de repente se ponen a hablar contigo, o la gente de al lado.

La parte de la cerveza, me ha tocado asumir, tras estos días aquí tomando en cada comida y cena una cerveza distinta, que no había probado antes, y sin repetir, que soy un autentico profano en la materia. En realidad, creo que haría falta meses bebiendo cervezas a mayor ritmo para poder elegir con completa seguridad. Pero creo que seré capaz de llevar un par de cervezas buenas y distintas de regreso.



Por otro lado, la gracia de tener el hotel al lado de la catedral es tremenda. Eso de salir por la mañana escuchando la musica de las campanas de la catedral está muy bien si madrugas. Si no fuera porque a las 9 menos cuarto de la mañana yo estoy de camino a la oficina, si estuviera durmiendo, seguro que me acordaba de Saint Michel y de todos los campaneros del mundo (y sus respectivas familias). Pero como estoy despierto, es bonito escucharlo.

Cambiando un poco el tema, ya tengo noticias de nuevos viajes. Tras el proximo periplo italiano, comenzará la invasión de las alemanias (Frankfurt y Berlin), un paseito por Polonia (y se que a la Reina Helada le va a entrar la locura y se va a poner a decir cosas de brujos de pelo blanco), y una visita a los Osterreiches (habrá que conocer Viena). Más adelante se verá que pasa con Oslo y Estocolmo, o Helsinki y Copenaghe, que tengo que elegir entre una de las dos rutas.

Casi se me olvidaba comentar una cosa. Hay en Bruselas una cadena de chocolaterías y bombonerías de nombre ultra friki: Leonidas. A parte, como en todos los sitios a los que estoy yendo, vuelvo con una lista bastante interesante de restaurantes. Veo que al final, con los viajes, me voy a convertir en la guia Campsa, y cada vez que alguien salga de viaje me va a preguntar por sitios majos...

martes, 11 de marzo de 2008

11-M


No sound can weaken the sound of violence: Maldito Corazón - Saratoga

Hace hoy cuatro años me despertaba para ir a un cursillo del INEM en Leganés. Por casualidad, vi las noticias y vi lo que había pasado esa mañana, sin enterarme apenas: iba apurado de tiempo.

Una vez en el cursillo, solo la gente de Leganés habíamos llegado: eramos cuatro. Todos nosotros estabamos con la oreja pegada a la radio, buscando información en internet, al borde de un ataque nervioso. La falta de información, la rabia incontenible, la frustración y la impotencia. Yo lo estaba bastante más.

Cuando conoces a mucha gente, es complicado contactar con todo el mundo, especialmente con las lineas colapsadas como estaban. Y algo más: no solo no sabía de la huelga de estudiantes, sino que además, no hacía un mes, yo habría estado en la estación de Atocha a esa hora. La clase del día se suspendió, y todos corrimos a nuestras casas, a intentar conseguir un poco de calma y a intentar localizar a la gente que nos importaba.

Cuando encendí el messenger, se me abrieron muchas ventanas. Ventanas de gente que estaba bien, ventanas de gente que quería saber si yo estaba bien. Poco a poco los mensajes fueron entrando. Aun así, durante días , el sentimiento de rabia y frustración no me abandonó. Todo había salido bien para mi, ningun herido grave, ningun muerto cercano. Pero muchos que el atentado había acercado a mi. Muchos muertos anónimos que ahora eran mis muertos, solo por un sentimiento inevitable: podría haber sido yo.

Pero lo peor aun estaba por llegar. La rabia no se había consumido cuando llego a darle fuerzas un sentimiento más persistente, la indignación. Aquellos muertos desconocidos eran usados como arma política. Aquellos que habían sufrido las consecuencias del odio eran usados para generar más odio, para dar peso a razones inconsistentes y para justificar opiniones, independientemente de su validez.

Todavía me pregunto quienes son más salvajes e inhumanos. Si aquellos capaces de una masacre como aquella, o aquellos que son capaces de utilizar a tantos muertos en su popio beneficio. Aún no se la respuesta, aunque sospecho que la diferencia es nula.

lunes, 10 de marzo de 2008

Los niños meones de Bruselas



No negaré que echo de menos a la gente de París. No discutiré que el hotel de Bruselas es una maravilla. Y la ciudad tambien debe ser bonita. Pero lo que no negaré es que hubiera preferido pasar el sabado en París, con la gente de allí.

Por otro lado, no hay mal que por bien no venga. He podido aprovechar para descansar, dando paseitos tranquilos, echandome siestas. Esas cosas que hacen falta despues de una semana sin tregua ni cuartel. También he podido aprovechar y hacer colada, que buena falta me iba haciendo. Y he podido descubrir un par de cositas de la ciudad.

Por todos es conocida la cerveza belga. Hasta ahí no hay nada que descubrir. Y lo que sucede cuando bebes mucha cerveza tampoco es desconocido. Todos sabemos que terminas necesitando un momento de unidad con la madre naturaleza. Bien, pues los belgas no solo lo saben, sino que además han dedicado un par de estatuas a ese acto en el que uno se deshace del exceso de cerveza. Porque aquí, amigos, la cerveza es más barata que el agua. Y llega casi a ser una religión. Cada cerveza va con su vaso y no le ponen un posavasos concreto no se yo porqué.

Lo malo de Bruselas, a parte de ser pequeñita es el tiempo. Ahora mismo llueve y se ha pasado todo el fin de semana haciendo un viento tremendo (si, me estoy abrigando :P). Cada dos por tres tenía que echar mano a la cabeza para que no se me volara el sombrero, mano al cuello para que no se escapara la bufanda. Vamos, un caos absoluto.

Tampoco es bueno que la oficina no tenga mucha vida joven en general. No creo que aquí me saquen de juerga. Independientemente que se que algo como lo de París este año va a ser imposible que se repita en mucho tiempo.

Lo otro de lo que me he podido dar cuenta en los paseitos es que los españoles somos una plaga. No hago más que cruzarme con españoles y más españoles por aquí. Continuamente. Por suerte, tengo un aire a guiri que resulta suficientemente engañoso y me permite pasar por no español. Al menos aquí, que estoy solo: en París era imposible. Y por cierto, si en el extranjero os entra morriña y quereis hablar con un grupo de españoles, es facil encontrarlos: buscad a los que hablan a gritos y prestad atención, que ya vereis como entendeis el idioma.

martes, 4 de marzo de 2008

Bonjour Paris



Querido sobrino Bobo,

París es una ciudad de contrastes. Concretamente en el metro de París hay cada contraste de olor que da gusto... vamos, que huele que alimenta.

Un problema es que hay muchas cosas que ver y poco tiempo. En el fin de semana nos pateamos las Tullerias, Notre Dame, Saint Sulpice, la abadia de Saint Michel, paseamos por el barrio latino, dimos una vuelta por el cementerio Pere Lachaise, y yo que se que más. Pero lo cierto es que andar, andamos un huevo.

Y si, casi que no se que he visto aun y que no, pero tengo un motivo fundamental e importante. La gente de la oficina. El sabado llegamos, nos recogieron del hotel y empezaron a ir llegando, y llegando. Y nos soltaron para ir al hotel a dormir... y volvimos a quedar con ellos al día siguiente... y pasó otra vez lo mismo... Y ayer otra vez. Los chicos nos estan cuidando, acompañando, y enseñando la ciudad, son un encanto.


Solo os digo que anoche estuvimos todos cenando en casa de una chiquita andaluza que está de becaria en la oficina, de estas cenas en plan cada uno que lleve cositas. Si llego a saber que iba a pasar esto, me hubiera traido una bandeja enorme de chocolates de suiza para ellos.

Otra chiquita, que estuvo hace tiempo de becaria y se quedó en París, nos está preparando con su novio una visita guiada al Louvre, versión corta y rápida. A parte de haber estado casi de guía turística el primer día que llegamos, enseñandonos, contándonos (estudió historia del arte), recomendandonos... Lo dicho, son un encanto.

Pero algo realmente sorprendente de París, son las tiendas. Ayer, paseando por los Campos Eliseos con mi compañera de curro, de repente vi una tienda enorme de Virgin, y terminé entrando... y terminé necesitando casi que me sacaran a rastras... eso sí, con el Rock n' Roll Circus de los Rolling, un dvd de un concierto de los Zeppelin, otro de los Doors, y la cosilla de que tendré que volver a pasarme... porque no me dió tiempo a mirar bien.

Y es que el rock tira, y punto. Y se tiene que notar... y si hay dudas, ampliad la foto y vereis el nombre que pone en la lápida.